En primer lugar, debo destacar que la organización que estuvo muy buena. Se nota que las chicas de IMTT tienen experiencia en la organización de eventos. Son pequeños detalles los que hacen que uno se vaya con una buena experiencia y este congreso estuvo lleno de esos detalles.
Ahora, en cuanto a las presentaciones, me gustaría destacar las de Gabriela Ortiz y Val Ivónica por su contenido. A Gabriela la conozco hace un tiempo, pero nunca la había visto presentar. Me encantó su charla por la forma de presentar los temas y porque abordó elementos clave para el traductor que se dedica a editar o corregir textos.
En cuanto a Val, sus presentaciones eran de herramientas computacionales y me gustó mucho la forma pausada y familiar de presentar los temas. Es un estilo nuevo para mí y me encantaría incorporar sus sesiones a los diplomados que estoy impartiendo con Bequalified. También me gustó mucho haber podido entender la presentación aunque estuviera en portugués. ;-)
Hablando del portugués, esa es una de las cosas que más me gustó de este congreso: la presencia de colegas de Brasil. ¡Espero que se repita en futuros congresos!
Otras presentaciones que me gustaron, por el debate que generaron, fueron las siguientes:
-Presentación de las chicas de Win & Winnow: hubo un interesante debate respecto al uso de las redes sociales en la vida del freelancer. Mi impresión fue que la mayoría estaba de acuerdo con el uso de las redes sociales, aunque con ciertos límites. ¿Qué piensan ustedes? ¿Dan acceso a Facebook a clientes o potenciales clientes?
-Presentación de Gabriela Morales: habló, entre otras cosas, de los precios en la industria. Como ella misma señaló, fue una presentación arriesgada porque genera opiniones encontradas. Lo que rescato es que transparentó información que muchas veces no es conocida por los traductores, como el margen que suelen tener las empresas de traducción o las diversas tareas involucradas en la prestación del servicio.
Pero esto no fue todo… la verdad es que todos los temas eran muy interesantes y lamento haberme perdido charlas como la de João Roque Dias sobre la traducción de manuales técnicos (porque me contaron que estuvo espectacular).
También me gustaría destacar especialmente la presentación de Suzanne de Santamarina porque habló de uno de mis temas favoritos: cómo medir la calidad. Habló del estándar J-2450 que es el que usamos en Jangulo Language Solutions para medir la calidad. Eso sí, nosotros personalizamos la herramienta un poco más, pero es básicamente lo mismo que mostró Suzanne.
En mi opinión, es fundamental medir la calidad de lo que hacemos si no queremos ofrecer solo promesas. Como la traducción es un servicio, es más difícil medirla, pero hacerlo es fundamental para que el cliente pueda apreciar lo que hacemos. Si deseas una asesoría sobre cómo medir la calidad, no dudes en contactarme. ;-)
Mañana podrás leer la segunda parte. :-)
Yo asistí a dos congresos organizados por IMTT y tuve ocasión de hacer dos presentaciones en el de 2005. Me consta que Ceci Irós y Ceci Maldonado saben cómo organizar eventos educativos como éste.
ResponderEliminarResulta interesante, pero no necesariamente novedoso, observar las tendencias más candentes como si fueran milagro (o que algunos pintan como milagro y hablan de ellas con un celo y una convicción dignas de un misionero cristiano). Un ejemplo lo son las redes sociales como Facebook o Twitter. La primera tiene aplicaciones prometedoras, pero limitadas por la facilidad con que la seguridad y la confidencialidad de la información puede quedar comprometida. La segunda, no tanto, pues tiende a ser una costosa pérdida de tiempo.
En cuanto a medir la calidad, normas ISO como la J-2450 son complicadas para entender, implementar y mantener, ni hablar del costo. Un problema que tienen estas normas es la desnaturalización del enfoque en lo que la traducción precisamente no es. El o los servicios que presta una traducción son de carácter indirecto.
¿Cómo medir el estilo, la concisión, la elegancia, la creatividad de una frase particularmente difícil de expresar? ¿Acaso se la mide según el número de errores leves o graves? ¿Acaso la ausencia de errores dan a la traducción un carácter perfecto? En mis casi 20 años de experiencia, he aprendido que es posible traducir sin errores y aún así producir un texto mediocre o pésimo.
Hola.
ResponderEliminarDisculpa que no haya podido responder antes.
En primer lugar, muchas gracias por tu mensaje.
En segundo lugar, la norma J-2450 no tiene nada que ver con ISO. Son distintas en alcance, enfoque, etc. Con esa salvedad, paso a comentar el fondo de la cuestión.
Efectivamente ISO es costosa, pero no J-2450.
Efectivamente, cumplir los estándares de calidad actuales no garantiza una traducción de calidad en todos casos o contextos, pero ayudan a garantizar un nivel mínimo de calidad; es decir, que el texto no tiene errores gramaticales, ortotipográficos, de sentido, etc.
Y bueno, si personalizas un poco tu sistema de calidad podrías incorporar otros criterios también.
Cuando te encuentras con un texto mediocre o pésimo que "no tienen errores", creo que simplemente no se aplicó bien la herramienta o no se personalizó para el tipo de texto. Por ejemplo, J-2450 se creó para textos del área técnica (automovilísticos), por lo que poco te servirá para un texto de marketing.
Desde mi punto de vista, los dos mayores problemas con la calidad en la traducción son los siguientes:
1. No se estudia la calidad. Se piensa que los estándares son mágicos y se intenta aplicarlos sin comprenderlos. No los entiende el cliente, no los entiende el gestor de proyecto ni tampoco el traductor. El uso de estándares en un área como la traducción es un tema muy delicado.
2. Las personas que tienen que evaluar la calidad no tienen la debida capacitación para hacerlo o trabajan en condiciones que dificulta una buena aplicación de las herramientas o estándares. Se debe desarrollar más el criterio.
3. No se entiende la calidad holística de la traducción. Muchos traductores siguen haciendo traducciones para sus profesores de facultad en vez de traducir para su audiencia (no necesariamente sus clientes, sino las personas comunes y corrientes que leen sus traducciones).
Saludos y gracias de nuevo por tu comentario.